Saturday 23 February 2013

Quinua LANZAMIENTO DEL AÑO INTERNACIONAL DE LA QUINUA INTERVENCION DE LA EMBAJADORA ARGENTINA MARÍA CRISTINA PERCEVAL






Su excelencia Sr. Evo Morales,
Secretario General,
Su Excelencia Sr. José Graciano da Silva,
Su Excelencia. Sra. Nadine Heredia,
Sr. Embajador de Perú, Enrique Román Morey
Ministros, Excelencias,
El pasado 1 de febrero de 2013 los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños nos sumamos oficialmente a las celebraciones del Año Internacional de la Quinua y afirmamos que la quinua desempeña una función clave en la consecución de la seguridad alimentaria y nutricional que necesitamos y nos merecemos. Allí, ratificamos el compromiso de las Naciones de CELAC de participar y coadyuvar en sus actividades, difundiendo las cualidades nutritivas de este esencial alimento, como alternativa para contribuir a erradicar el hambre que hiere y la pobreza que duele.
Así es que nos asociamos a las palabras emitidas por el distinguido Embajador de Cuba, en nombre de la CELAC, y por el distinguido Embajador de Fiji, en nombre del G77 y China.
Sr. Presidente, Excelencias,
La quinua, único alimento vegetal que posee todos los aminoácidos esenciales, azúcar, minerales y vitaminas para la vida, que no contiene gluten, que es capaz de crecer soportando temperaturas desde los -8°C hasta los 38°C, que se puede sembrar desde el nivel del mar hasta los 4 000 metros de altura y es resistente a la sequía y a los suelos pobres, que cuenta con más de tres mil variedades tanto cultivadas como silvestres, constituye un gran aporte para la humanidad.
Para una humanidad en la que más de mil millones de personas padecen hambre y para un mundo que enfrenta el desafío de elevar la producción de alimentos de calidad para alimentar y nutrir a la población del planeta, en un difícil y complejo contexto de cambio climático e inseguridad alimentaria.
En este sentido, queremos felicitar al Estado Plurinacional de Bolivia y al Hermano Sr. Presidente Evo Morales y a la Sra. Primera Dama Nadine Heredia del Perú y a todos aquellos Estados miembros de las Naciones Unidas que han emprendido acciones concretas de promoción de la quinua.
Sr. Presidente, Excelencias,
El Gobierno de nuestra Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner y el conjunto del pueblo de mi país, Argentina, ha apoyado fuertemente desde un principio la Declaración de este Año Internacional de la Quinua.
En este sentido, quiero destacar el establecimiento del Comité Internacional de Coordinación del Año Internacional de la Quinua, del que tenemos el honor de formar parte, Comité que ha sido clave para articular la participación conjunta de los actores interesados a nivel local, nacional y regional.
Asimismo, la Argentina ha conformado un Comité Nacional para diseñar e implementar las actividades nacionales relativas al Año Internacional. Estas actividades resultan fundamentales para que este año se traduzca en programas y medidas concretas. Al respecto, Argentina llama a profundizar esta iniciativa mediante el apoyo a programas de investigación y desarrollo.
Excelencias,
Permítanme compartir con Uds. una breve reflexión porque en la historia de la quinua podrán ver también los siglos de injusticia colonial y neocolonial que pretendieron, sin lograrlo, silenciar la libertad y las culturas de nuestros pueblos, especialmente de nuestros pueblos originarios.
Y es que la historia de la quinua, además de dar cuenta de su beneficioso valor alimentario y nutricional, nos ilustra y advierte sobre las consecuencias negativas y trágicas que la humanidad ha experimentado y puede experimentar toda vez que cosmovisiones culturales, decisiones políticas y paradigmas científicos reduccionistas, excluyentes y discriminatorios, se instalan desde la prepotencia del poder como único modelo de desarrollo, en nombre de una pretendida superioridad civilizatoria.
Aunque el hombre andino había descubierto hace más de 7000 años las cualidades de su grano, en tiempos del “encubrimiento colonizador” de nuestra América Latina, la quinua aparece por primera vez nombrada en el lenguaje del imperio de entonces, en el año 1551. Pedro de Valdivia es quien informa, desde Chile, al Emperador Carlos I que en la región andina siembran los indios para su sustentación maíz, papas, y una planta a la que llaman kiuna.
Sin embargo, el hecho de que la quinua resultara ser parecida a “los bledos”, una planta de escaso o nulo valor alimenticio propia de la Península Ibérica, llevó a que se la considerara y definiera como ¡un bledo!.
Semejante confusión se mantiene y aparece nuevamente la quinua en 1601, en la Historia Rariorum Plantorum del biólogo Clusius. La Ciencia, sustentada en el principio de autoridad que el conocimiento verdadero de la realidad le otorga, habilita a que el Sr. Clusius presenta la primera ilustración de una especie que él denomina quinua pero, lamentablemente, dibuja un bledo. Y dejó retratada una verdad inobjetable: la quinua no es la quinua, la quinua es un bledo.
Luego vino la etapa de los comentaristas y divulgadores que, respetando la virtud de la simpleza y la claridad terminarían comunicando: "la quinua es una planta tan inservible como  los bledos".
Aunque nuestros indígenas la tuvieran como fundamental alimento y conocieran sus aplicaciones medicinales y hasta cosméticas, los expertos de la época, que recibían el nombre de sabios y  asesoraban a los poderosos en la toma de decisiones, sentenciaron que la quinua no era beneficiosa para la alimentación de los seres humanos y pasaron a recomendar que, en caso de decidir utilizarla, se destinara como alimento para animales. Lo no dicho es tan fuerte y estigmatizador como lo explicitado: lo que comían los indígenas en aquellas lejanas tierras, que lo coman los animales en el mundo de los humanos.
Pero aunque Uds. no lo crean, éste no fue el punto de llegada. Así como se había logrado pasar de la inutilidad a la inconveniencia, faltaba aún la condena moral, es decir, pasar de la inconveniencia a la irreverencia. Esto sucedió cuando se prohibió su cultivo puesto que, en cuanto la quinua estaba presente en los rituales religiosos de los pueblos andinos, este grano pasó a ser símbolo de herejía. Por tanto, la conclusión sería lamentablemente obvia: había que desincentivar su cultivo hasta exterminarla.
Considero innecesario explicitar la analogía y describir cómo y por qué “salvajes, ignorantes y herejes” fueron las cualidades asignadas por el poder imperial a nuestros indígenas.
No obstante, persistentes y pacientes nuestros pueblos de las tierras altas de los Andes, en su agricultura familiar y solidaria siguieron cultivando la quinua para amasar con manos de mujer el pan de los pobres y elaborar la bebida fresca -llamada “chicha”- para hombres sedientos de igualdad.
Hace poco, cuando la NASA en el marco de su proyecto Controlled Ecological Life Support System consideró que la quinua es un súper alimento debido a sus componentes de alto valor nutricional, desde Bolivia a Perú, desde Colombia, a Ecuador, Chile y Argentina, miles de pequeños agricultores que cultivan el “cereal madre”, sin egoísmo ni soberbia, no se sorprendieron porque ellos desde hace más de 7000 años ya sabían que la quinua no era una planta inútil o maldita.
Sr. Presidente,
Reconocemos y nos congratulamos de que hoy, tanto la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) como la Organización Mundial de la Salud (OMS) califiquen a la quinua como un alimento único por su altísimo valor nutricional para el ser humano y también como símbolo de la sabiduría y creatividad de nuestros pueblos que, como otros pueblos del mundo, a pesar de haber sido víctimas de discriminación, humillación y violencia, están dispuestos a alimentar la lucha para erradicar el hambre y nutrir la utopía de un mundo sin pobreza.
Excelencias,
Desde nuestra América Latina, desde la profundidad de la cordillera de los Andes queremos decir aquí, ante la comunidad internacional que lo que nos une a todos es la lucha contra el hambre y la pobreza.
No es la quinua contra el maíz, ni el maíz contra el arroz, ni el arroz contra el baobab.
No es una cultura contra la otra.
Somos todos los pueblos del mundo que estamos a favor de una vida digna para todos y a proteger la biodiversidad.
 
Somos todos los pueblos del mundo que estamos juntos para terminar con la especulación financiera en el mercado de los alimentos, eliminar los subsidios agrícolas distorsivos de los países desarrollados y lograr que la escandalosa opulencia de unos pocos no sea a costa del hambre de la mayoría de la humanidad.
 
Sr Presidente
 
Para terminar quisiera recordar que la palabra Pachakuti en lengua aymara quiere decir Tiempo de vuelta.
 
Dice el poeta:
Pachanakana saratap kutirayiri
aski nayra sarawinaka tumpthapisina
wasururu qalanakar arsuyasa.
Desenvuelves el marchar del tiempo
rescatando las tradiciones benéficas
haciendo que las piedras de ayer hablen.
Excelencias,
Tiempo de vuelta no es mirar el pasado con nostalgia, sino aprender a mirar el presente de otra manera. Desde las montañas andinas, las piedras de ayer han hablado y nos dicen que a pesar de las injusticias del presente, un futuro mejor es posible, un futuro sembrado hace miles de años.
Muchas gracias,

fuente: http://www.enaun.mrecic.gov.ar/content/quinua

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